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Un crimen sin resolver: sobreseen al sospechoso por muerte de joven en antigua casa de Cerati

Cristian Graf, excompañero de colegio del fallecido Diego Fernández Lima, cuyos restos óseos aparecieron cuatro décadas después de su desaparición, fue beneficiado por la Justicia de Argentina. Te contamos los motivos.

El juez Alejandro Litvack firmó esta semana el sobreseimiento de Cristian Graf (57) en la causa por el crimen de Diego Fernández Lima, el adolescente desaparecido en 1984 y hallado muerto de forma casual en mayo pasado -41 años después- enterrado en un jardín contiguo a la casa que habitó Gustavo Cerati en el barrio de Coghlan, Ciudad de Buenos Aires.

Los restos óseos de Diego habían sido encontrados el 20 de mayo durante una excavación para una obra en la propiedad de Graf, un chalet ubicado sobre avenida Congreso al 3.742.

Aquel hallazgo reabrió un misterio que dormía desde el retorno de la democracia en Argentina: un chico del que nada se supo por cuatro décadas y cuya madre, aún viva y activa en el reclamo judicial, lo esperó hasta que una tarde apareciera en la puerta de su casa. Nunca pudo cumplir su anhelo. Ni tampoco gozará de justicia.

Cristian Graf, excompañero de colegio del joven y dueño del terreno, quedó detenido como principal sospechoso y acusado de “encubrimiento agravado” y “ocultamiento de pruebas”. Sin embargo, no se le pudo imputar homicidio: la normativa de Argentina establece que una causa prescribe, como máximo, a los 15 años del hecho, y en este caso habían pasado 41.

Al momento de declarar en su indagatoria, el único sospechoso insistió en su inocencia. Dijo que “no tenía nada que ver”, que el cuerpo fue enterrado en el terreno lindero -aunque los peritajes del Equipo Argentino de Antropología Forense determinaron que el entierro fue en su jardín- y que le era imposible explicar la “casualidad” de que el cadáver perteneciera a un viejo compañero de colegio. También afirmó que ni él ni su familia sabían que, a metros de su pileta, había un cuerpo sepultado.

Prescripción indiscutible

El juez Litvack fue lapidario en su resolución conocida el pasado 27 de octubre. Explicó que, aun si se determinara quién fue el homicida, la prescripción del delito haría imposible su persecución penal.“Difícilmente a la fecha continuaría vigente la acción”, señaló el magistrado trasandino, al remarcar que ya habían transcurrido “dos o tres períodos del plazo legal estipulado”.

En cuanto a las conductas sospechosas señaladas por el fiscal de la causa, es decir, los silencios, las evasivas y las explicaciones inverosímiles conocidas en boca de Graf, el juez consideró que se dirigieron únicamente a obreros de la construcción y no a las autoridades, por lo que no constituyeron una maniobra de encubrimiento y carecieron de sustento judicial.

De esta manera, con un fallo técnico, la causa quedó prácticamente cerrada.

Para la familia Fernández, el cierre judicial no implica paz. “Es algo que no se puede creer. Mucha impotencia, mucha bronca. Esta familia se cagó de risa 41 años de nosotros y ahora se sigue cagando en nosotros y en toda la sociedad”, dijo al diario Clarín Javier Fernández, hermano menor de Diego y querellante en el expediente, quien anticipó que apelará la decisión.

Quien mostró otro sentimiento fue Graf, objeto de los cuestionamientos en los últimos meses tanto de la prensa como de la sociedad porteña. Desde la puerta de su casa y acompañado por su esposa, Graf habló con el canal TN por primera vez tras conocer su sobreseimiento.

“Obviamente, yo no soy culpable de nada”, expresó a TN, visiblemente molesto. “Ustedes saben todo lo que yo soy, por eso el juez dictó el sobreseimiento. Todas las acusaciones fueron difamaciones”, agregó el hombre.

“Estoy muy enojado por cómo inventan cosas, por tener una noticia”, cerró así Graf sobre la historia que lo hizo infame en todo el mundo.

FUENTE: BIOBIO CHILE

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