El exprimer ministro británico y su esposa Carrie recorrieron la isla en bicicleta y se bañaron en Anakena, playa que describió como “no exactamente tropical”. Asimismo, reconoció que tocó un moai caído, por lo que ofreció disculpas.
El exprimer ministro británico Boris Johnson realizó una visita a Chile en octubre pasado, durante la que participó en el 12° Seminario Picton-El Mercurio, se reunió con la familia Piñera Morel y viajó a Rapa Nui, un destino con el que soñaba desde niño.
Es precisamente respecto a ese viaje al que se refirió en una columna que publicó este lunes en el periódico Daily Mail, donde realizó una afirmación que -dado el contexto internacional actual- puede resultar sorprendente.
“Nunca habíamos visto un paisaje tan encantador ni tan solitario”, afirma el exprimer ministro sobre el destino al que se dirigió junto a su esposa Carrie. “Podría ser la costa oeste de Irlanda, de no ser por estos extraños volcanes cónicos verdes de cientos de metros de altura”, agrega.
Johnson y su mujer recorrieron durante casi dos días la isla en bicicleta. También nadaron en Anakena, “con su arena rosada y dorada, y su agua clara y azul, aunque no exactamente tropical”. Y tras ello, llegó a una insólita conclusión: “Si de verdad te preocupa la Tercera Guerra Mundial y quieres evitar la lluvia radiactiva, este es el lugar ideal”.
Asimismo, en su columna el exprimer ministro británico revela que “no pudo contener” su curiosidad y tocó uno de los moais caídos, a pesar de que “se supone” que no hay que acercarse demasiado a ellos.
“Hemos llegado al recinto sagrado y no puedo contener mi curiosidad. Extiendo la mano para tocar una de las estatuas caídas, o moai, con su frente colosal enterrada en el césped y el lóbulo de su oreja tan alto como nosotros. Cuando miro hacia abajo, veo que en realidad estamos parados sobre una de ellas. Bajo nuestros pies, casi completamente enterrada, hay la forma de un rostro humano”, relata Johnson.
Y continúa: “Hay una cuenca para el ojo que empequeñece el pie de Carrie; y otra; y su nariz y, bueno, como pueden imaginar, saltamos de este dios deslumbrante como un par de gatos“.
Consciente de su “error”, Johnson se disculpa con la gente de Rapa Nui “por haber invadido accidentalmente este lugar sagrado; y, sin embargo, no puedo evitar sentir que, si fuera un pecado, es perdonable”.
En su columna, Boris Johnson también recuerda que su obsesión por Rapa Nui comenzó a los 10 años, cuando leyó “Aku Aku” del explorador noruego Thor Heyerdahl. Su interés continuó en Oxford, donde -revela- en su primer año “la única conferencia a la que asistí fue sobre la Isla de Pascua, aunque no guardaba ninguna relación con mi plan de estudios”.
Tras su visita a Rapa Nui, Johnson concluyó que el fin de la cultura de la isla no se debió a un ecocidio o catástrofe medioambiental -que ha sido la teoría dominante durante décadas-, sino a “un conflicto religioso, guerra civil, y un colapso de la confianza y el liderazgo”.
“No fue la pobreza, ni las enfermedades, ni las malas cosechas, ni la hambruna. Y, sin duda, no fue un problema medioambiental relacionado con la erosión del suelo lo que provocó el colapso de la cultura de la Isla de Pascua”, dice en su columna.
“Fue la política la que destruyó esta asombrosa civilización, como ocurre casi siempre. Y esa es la verdadera lección para la raza humana”, concluye el exprimer ministro.
FUENTE EMOL