- Por Macarena Arriagada Belmar, directora de la carrera de Obstetricia, UNAB Sede Viña del Mar.
En Chile, la Encuesta Nacional de Salud (ENS) 2016-2017 muestra que el 33.3% de la población es fumadora. El consumo de tabaco de los hombres equivale a un 37,8% y el de mujeres a un 29,1%. Según el Estudio Nacional de Drogas en Población Escolar en Chile 2019, la prevalencia del consumo actual de tabaco, de tabaco para fumar y de cigarrillos en la población joven (de 13 a 15 años), es de 15,2 en la población total del tramo etario, 13,1 en hombres y 17,3 en mujeres, de dicho grupo de edad.
El tabaco no discrimina en sus efectos nocivos entre hombres y mujeres. En ambos sexos es similarmente tóxico y altamente adictivo. Según la NIH (Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de Estados Unidos) los estudios concuerdan con la idea de que los hombres fuman por el efecto reafirmador de la nicotina, mientras que las mujeres lo hacen para regular el estado de ánimo o en respuesta a señales relacionadas con el cigarrillo.
Por otro lado, existe una menor tasa general de abandono del tabaquismo en las mujeres que en los hombres, lo que puede reflejar diferencias de género en respuesta a medicamentos específicos, todo un desafío para buscar estrategias con enfoque de género. Al respecto, en Chile hay tratamiento de sustitución con nicotina o algunos servicios para dejar de fumar, pero ninguno de ellos tiene los costos cubiertos.
Las mujeres fumadoras enfrentan grandes desafíos cuando se trata de su salud reproductiva. El tabaquismo puede afectar la fertilidad, aumentar el riesgo de aborto espontáneo y complicaciones durante el embarazo, adelantar la edad de la menopausia e impactar en el riesgo de fracturas.
De acuerdo con la AAPEC (Asociación Argentina de estudio del Climaterio, las consecuencias específicas del tabaco en la salud de la mujer son muchas. El riesgo anual de muerte de la mujer aumenta más del doble entre las fumadoras asiduas, en comparación con las que nunca han fumado en los grupos de edades entre 45 y 74 años. El riesgo de contraer cáncer de pulmón aumenta según la cantidad, duración e intensidad del hábito. El riesgo de muerte por cáncer de pulmón es 20 veces más frecuente entre las mujeres que fuman dos o más paquetes diarios. El fumar es una de las causas principales del cáncer de laringe, vejiga y esófago en las mujeres.
El tabaquismo, la hipertensión y el exceso de colesterol en la sangre, son factores que incrementan el riesgo de cardiopatía coronaria.
Además, el tabaco es el principal factor causante de las enfermedades respiratorias no tumorales. El tabaco aumenta el riesgo de enfermedad coronaria en las fumadoras que toman anticonceptivos orales, adelanta la menopausia, y acelera la aparición de arrugas en el rostro de forma prematura. Asimismo, incide en la fragilidad ósea. El tabaco al tener acción anti estrogénica actúa en la desmineralización de los huesos, conocido como osteoporosis.
Las fumadoras habituales alcanzan la menopausia unos dos años antes que el resto.
Por otro lado, Según el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de Estados Unidos y una revisión de la evidencia científica disponible, se menciona que fumar durante la gestación, está relacionado con una serie de resultados desfavorables en el nacimiento, entre ellos: bajo peso al nacer y nacimiento prematuro; crecimiento restringido de la cabeza; problemas con la placenta; mayor riesgo de que el bebé nazca muerto y mayor riesgo de aborto espontáneo.
Enfrentar el tabaquismo en las mujeres requiere un enfoque integral. Se necesitan políticas públicas más estrictas para desalentar el tabaquismo, así como programas de prevención y cesación del mismo con enfoque de género por las diferencias descritas, que brinden recursos para ayudar a aquellos/as que desean dejar de fumar.
La educación a la comunidad también desempeña un papel crucial. Como profesionales de la salud y educadores, debemos redoblar nuestros esfuerzos para abordar este problema de manera integral y contribuir a la mejor salud de la población.
FUENTE UNAB.