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Serie Mussolini. Hijo del Siglo: “Nos interesa el caos, el miedo, el odio”

En tiempos donde las incertidumbres sobre el futuro crecen y agobian a tantas personas, entonces se busca en el pasado personajes de discursos claros, directos. Personajes que no dejen espacios para dudas, ni para disidencias. Ni espacios para reflexionar, escuchar a los demás, porque no se debe tener espacios para incertidumbres que angustian.

En este contexto, resurgen fantasmas que se creían superados. Algunos de ellos son Hitler, Stalin y un largo etcétera. También, por supuesto, está Benito Mussolini. M. El “inventor” del populismo, que renace con fuerza en los últimos tiempos.

M. de Antonio Scurati

Antonio Scurati (Nápoles, 1969), es el autor de la serie de libros M. El hijo del siglo (M. Il figlio del secolo); M. El hombre de la Providencia; M. La hora del destino; M. Los últimos días de Europa; M. El fin es el principio.

En esta serie de libros Scurati escribe una biografía novelada que ha sido muy elogiada por la crítica e historiadores, como por los lectores. M. es un libro rigurosamente documentado, donde el autor busca introducirse en la psiquis del dictador, sus anhelos de poder, el desarrollo de una forma de hacer política hasta ese momento inéditos. Es un libro cautivante y aterrador. Que debe leerse dosificado.

Antonio Scurati ha obtenido el Premio Campiello, Premio Nazionale Letterario Pisa de Narrativa, Premio Selección Campiello, Premio Viareggio y Premio Europeo del libro, entre otros. Y por M. El hijo del siglo, recibió el prestigioso Premio Strega (2019).

“Transformemos el miedo en odio”

La serie M o Mussolini. Hijo del Siglo, cuyos tres primeros capítulos están disponibles en MUBI, está basada en el libro de Scurati. En ella vemos un protagonista, con una brillante interpretación de Luca Marinelli, inasible, impredecible. Que siempre hace dudar si está diciendo la verdad, lo que piensa, si está actuando, parodiando, jugando o dubitativo.

Lo cierto es que, Mussolini, en la serie, aparece como un líder que sabe jugar sus piezas, es descarado, manipulador, egocéntrico y tiene una avidez impulsiva por el poder. De todo tipo de poder, desde el político, el de la fuerza -bruta, muchas veces-, como el que da abusar sexualmente de una subalterna o maltratar a su abandonada esposa.

Este verdadero “animal político”, cuyo objetivo es el poder absoluto, no tiene dudas en manipular a todos, partiendo por sus seguidores. Muchos de ellos personas frustradas y traumadas luego de la Primera Guerra Mundial. Todo esto en un país que se ha unificado hace muy pocos decenios, donde muchos hablan dialectos y tienen dificultades para entenderse. Un país extraviado, sin sueños definidos y con grandes cargas postguerra.

“Nos interesa el caos, el miedo, el odio”, sostiene, sabiendo que están a la mano y él es un buen alfarero para modelar esos elementos.

Mussolini tampoco tiene complejos para cambiar sus posturas y sus estrategias, sabiendo encantar con sus discursos, sus despliegues histriónicos y sus frases -aparentemente- incontrarrestables.

“La decisión entre las dos civilizaciones es sencilla. La burguesía trae a sus espaldas una historia de siglos de progresos y logros. El proletariado aún tiene, tan solo, una crónica de inexperiencias y locura. En contra de los charlatanes, de los bellacos socialistas, de los imbéciles de todo tipo, levanto alto y claro un grito: ¡Viva la reacción!, sostiene Mussolini en una asamblea, dejando de lado, de paso, a Marinetti, uno de los artífices del Futurismo, y su sueño de que “la vida debe ser digna y bella”.

La dignidad, la poesía y la belleza en este contexto son elementos complejos, contradictorios. Difíciles de combinar con descalificaciones y violencias extremas.

Soberbia, desfachatez y arrogancia

Algunos cristianos plantean que el mayor pecado es la soberbia. En Mussolini desborda, junto a una arrogancia y desfachatez que lo hacen inasible. Son características que atraen, que hipnotizan, en especial cuando la incertidumbre, la falta de certezas, la inseguridad -real o “creada”- hacen colapsar la cotidianidad.

Entonces, se juega con el doble filo, en la cuerda floja, en el todo o nada: “Transformemos el miedo en odio”.

Primero, tomar el miedo existente, luego fomentarlo, llevarlo al extremo. Luego, presentarse como único remedio o líder capaz de dar seguridad a los suyos… porque a los demás les dará horror.

La serie deambula entre este personaje de gran olfato político, arriesgado, que logra interpretar anhelos y frustraciones, y con una capacidad de manipulación sin límites. Hiriente y descarado: “¡Es matemático! Un hombre que sea hombre no puede resistir siete días seguidos en familia”.

En ese contexto, también aparecen facetas muy humanas. Sus dudas, debilidades, la necesidad de afectos -aunque termine manipulándolos-, de reconocimiento.

“Cuando me veo ahora, ¿sabes lo que veo? El hombre que odiaba de joven”

Apuesta cinematográfica

La serie es osada. En una combinación imágenes viradas a colores café, secuencias históricas y otras en blanco y negro dando la sensación de época, se agrega una música contemporánea. Por otro lado, el uso de tecnologías actuales, para recrear ambientes, dan una gran sensación de realismo. Y de fantasía, de sueño o pesadilla, al mismo tiempo.

A lo anterior se suman, además de muchas citas reales del dictador, las innumerables veces en que el protagonista se vuelve a la cámara para hablarle a los espectadores. Mussolini se vuelve y, en forma de confidencia, rompiendo la cuarta dimensión, sin la mirada amenazadora sino una cómplice, dice cuáles serán sus movimientos políticos, lo que siente o piensa. Pero lo hace de manera que, como en las otras escenas, no se sabe si está diciendo la verdad, lo que le conviene en ese momento o si está simplemente actuando. Si está manipulando a los espectadores, como hace con todos, en especial a sus seguidores.

“Mussolini es el arquetipo de los líderes populistas del siglo XX y del XXI”, sostuvo Scurati. Y la serie lo reafirma de forma tal que es posible que muchas personas, al verla, vean en gestos, frases, giros, a muchos populistas del pasado como actuales. De distintos colores. Como fantasmas al acecho.

En síntesis, la serie combina estéticas, planos y tiempos, haciendo dudar si se está viendo a un personaje de 1920, un fantasma que deambula el presente o a uno actual. Un protagonista que, permanentemente, tratará de seducir a los espectadores, generando sentimientos encontrados, entre la desconfianza, el temor y la necesidad de certezas, de ser acogidos. Inquietante. Perturbador. Una señal de alarma, quizás premonitora. Para algunos será alentador, para otros (espero que sea la gran mayoría) una pesadilla.

Gran serie, para ver muy dosificada para no intoxicarse.

Mussolini. Hijo del Siglo

Guion: Stefano Bises, Davide Serino, Antonio Scurati. Novela: Antonio Scurati (Nápoles, 1969). Biografía sobre: Benito Mussolini
Elenco: Luca Marinelli, Francesco Russo, Barbara Chichiarelli, Benedetta Cimatti, Federico Majorana, Gaetano Bruno, Fulvio Falzarano.
Música: Tom Rowlands
Fotografía: Seamus McGarvey
Compañías
Coproducción Italia-Francia-Reino Unido: The Apartment, SKY Studios, Fremantle, Pathé, Sky Cinema, Cinecittà, Ministero della Cultura.
Distribuidora: SKY Studios
Género: Serie de TV. 8 episodios.

FUENTE: BIOBIO CHILE

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