Los parisinos votaron de forma abrumadora a favor de prohibir los habituales monopatines eléctricos para arrendar en la capital francesa.
Ahora se espera que los 15.000 divisivos vehículos desaparecieran del centro de París al terminar agosto, cuando expira el contrato de la ciudad con las tres operadoras.
La pregunta que hizo el Ayuntamiento a los votantes en un referendo local era: “¿A favor o en contra de los monopatines de autoservicio en París?”.
El resultado no estuvo ajustado. Algo más de 103.000 personas votaron, con un 89% de votos en contra y apenas un 11% a favor.
La alcaldesa, Anne Hidalgo, describió la consulta como un éxito y dijo que el resultado estaba “muy claro”.
“A partir del 1 de septiembre ya no habrá ningún monopatín de autoservicio en París”, afirmó.
La votación estaba abierta a los 1,38 millones de votantes registrados en París, aunque algunas compañías de monopatines criticaron la baja participación de apenas el 7,4%.
“Este referendo sin precedentes (…) se vio muy afectado por métodos de votación muy restrictivos. Esto produjo una participación extremadamente baja, muy concentrada en grupos de edad más avanzada, lo que ha ampliado la brecha entre ventajas e inconvenientes”, indicaron en un comunicado conjunto las empresas Lime, Dott y Tier.
“Lamentamos que los parisinos pierdan una opción de transporte compartida y ecológica (…) Es un paso atrás para el transporte sostenible en París antes de los Juegos Olímpicos de 2024″, añadieron.
Los monopatines, repartidos por París, fáciles de localizar y contratar con una app descargable y relativamente barata, son un éxito entre los turistas por su velocidad y flexibilidad.
En los cinco años desde su introducción tras la llegada de autos y bicicletas compartidos, los monopatines también ganaron adeptos entre algunos parisinos que no quieren o no pueden comprarse uno propio pero a los que les gusta la opción de escapar del metro y otros transportes públicos.
Sin embargo, muchos parisinos se quejan de que los vehículos afean la ciudad y son un peligro para el tráfico. Los monopatines se han visto implicados en cientos de accidentes, algunos mortales.
Hidalgo y varios de sus concejales hicieron campaña a favor de prohibir la flotilla “flotante”, apodada así porque los monopatines eran recogidos o abandonados por toda la ciudad a capricho de sus usuarios, con argumentos sobre seguridad, molestias para la población y la relación coste-beneficio medioambiental, antes de que la ciudad acoja los Juegos Olímpicos el año que viene.