Naya Facil la joven de 25 años, que ha optado por cambiarse a ese nombre —y prefiere que la llamen así—, es una de las influencers investigadas por el Servicio de Impuestos Internos (SII), y aunque ella no siente que ese título le hace honor, se vio envuelta en un proceso engorroso que este martes llegó a su fin, o al menos así espera.
Para Naya, la palabra influencer hace referencia a alguien que “es un poquito más que el resto” y ella no se siente así, sino que quiere seguir siendo “como del pueblo, por así decir, siempre la misma. Por eso me muestro tal cual, que la gente me siga viendo como siempre he sido yo”.
Pero el SII no hace esas distinciones y, la semana pasada, la citó a una reunión que duró cerca de dos horas donde la interrogaron sobre sus actividades y cómo genera dinero a través de sus redes sociales.
La institución tuvo acceso a sus cuentas bancarias y necesitaba saber de dónde provenían los ingresos para, finalmente, avisarle que tenía un plazo definido para pagar sus impuestos.
Por no hacerlo antes, se le había acumulado una gran suma de dinero que este martes saldó en su totalidad y que prefirió no revelar, por su seguridad.
Cómo el SII pone bajo la lupa a los influencers
“La forma en que un influencer tributa es a partir de lo contemplado en la Ley de Impuesto a la Renta”, explica a La Tercera Héctor Osorio, académico de la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez.
El experto afirma que el incremento de patrimonio en un período tributario es un monto del cual un porcentaje debe aportarse al fisco. ¿Cómo? A través de boletas que el influencer en cuestión debiese emitir y después declarar la retención de ellas, a menos que trabaje para una entidad comercial que se encargue de ese punto.
“Es muy probable que los influencers que hayan recibido dinero y no hayan tributado, haya sido por la ignorancia y, sobre todo, porque fueron hasta hace poco tiempo muy difíciles de rastrear”, agrega.
Y es que es esa ignorancia la que Naya Fácil reconoce en su proceso de pago de impuestos, además de haber sido mal asesorada por abogados y contadores con los que trabajaba anteriormente. Eso mismo le explicó al equipo del SII que la interrogó. “Por lo que yo noté, me llevaban investigando años, por lo menos dos o tres años más o menos”, revela la joven a La Tercera.
Pero, ¿por qué recién la citaron, después de tantos años trabajando en las redes? El académico explica que, ahora, los bancos están obligados a reportar los movimientos significativos de sus clientes a distintas instancias, como la Unidad de Análisis Financiero.
Fuente La Tercera