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Menopausia eleva riesgo de sufrir alguna enfermedad cardiovascular: las herramientas que pueden ayudar a prevenir

La Terapia Hormonal de la Menopausia (THM) es una opción médica clave para enfrentar los desafíos físicos y emocionales que surgen en esta etapa, cuando se indica de forma oportuna y personalizada. 

A medida que las mujeres viven más, nuevos desafíos de salud emergen con fuerza. Uno de ellos —y quizás el más silencioso— es el riesgo cardiovascular. Así lo afirma la doctora Margot Acuña, gineco-obstetra, past president de la Sociedad Chilena de Climaterio (Sochiclim) y docente del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de La Frontera.

La especialista enfatiza que “es la principal causa de mortalidad en mujeres mayores de 40 años en el mundo, en Latinoamérica y en Chile también“, una realidad que sigue siendo subestimada tanto por el sistema de salud como por las propias pacientes.

Bajo este contexto, la caída de los estrógenos durante la menopausia tiene un impacto directo en la salud del corazón. Según la especialista, estas hormonas cumplen funciones protectoras a nivel vascular: favorecen la dilatación de los vasos sanguíneos, ayudan a prevenir la formación de placas en las arterias y reducen la inflamación. Además, contribuyen a mantener un perfil de colesterol más saludable, al disminuir el colesterol “malo” (LDL) y aumentar el colesterol “bueno” (HDL), protegiendo así el sistema cardiovascular.

Terapia Hormonal de la Menopausia

La Terapia Hormonal de la Menopausia (THM) es una opción médica clave para enfrentar los desafíos físicos y emocionales que surgen en esta etapa, cuando se indica de forma oportuna y personalizada. 

“Es un tratamiento médico que consiste en administrar estrógenos solos o estrógenos y progestágenos cuando los ovarios dejan de producirlos en la menopausia”, indica la doctora Acuña.

Respecto de sus beneficios, estos están ampliamente respaldados: “La evidencia avala que es el mejor tratamiento para los síntomas climatéricos (bochornos, diaforesis, insomnio, dolores osteomusculares, alteraciones del sueño, labilidad emocional, olvidos frecuentes, niebla mental, entre otros); para la prevención del riesgo de osteopenia y osteoporosis; y para el manejo del síndrome genitourinario de la menopausia, que provoca sequedad vaginal, dispareunia y disfunciones sexuales asociadas”, señala.

No obstante, la especialista subraya que la THM debe ser siempre personalizada, considerando el perfil de cada mujer. “Debe indicarse en forma individualizada, en ausencia de contraindicaciones y respetando las preferencias de la paciente”, agrega.

En el ámbito preventivo, también hay evidencia prometedora: cuando la THM se inicia dentro de la llamada “ventana de oportunidad” —es decir, desde el inicio de la menopausia y hasta los 10 años posteriores—, puede ofrecer beneficios cardiovasculares relevantes. “En ese periodo, la terapia contribuye a mantener el efecto protector de los estrógenos endógenos, ayudando a retardar la formación de placas de ateroma y mejorando el perfil metabólico de las mujeres”, explica.

Finalmente, la especialista invita a ver la menopausia como una oportunidad para priorizar el bienestar integral, recomendando adoptar hábitos saludables tales como mantenerse activas, llevar una alimentación equilibrada y acudir a controles médicos regulares. Además de hacer un llamado a las mujeres a informarse, exigir un acompañamiento médico adecuado y asumir un rol  empoderado en esta nueva etapa de la vida.

FUENTE T13

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