Por Carlos Honorato, CEO de Orión.
La Inteligencia Artificial Generativa (IAG) está protagonizando una de las transformaciones tecnológicas más relevantes de nuestra era. Lo fascinante de este fenómeno es que no solo ha avanzado a pasos agigantados, sino que ha llegado al público general de una forma que posibilita una nueva conversación sobre el futuro de los negocios, el impacto en la competitividad y la eficiencia operativa de las empresas. A diferencia de otras tecnologías que tradicionalmente se ven como herramientas complejas o distantes, la IAG ha logrado romper barreras, haciéndola accesible para empresas de todos los tamaños y sectores.
El cambio de paradigma que estamos viviendo se debe, en gran medida, a la democratización de la tecnología. La IAG no es algo reservado para grandes corporaciones o equipos de investigación altamente especializados; cualquier persona, desde un pequeño emprendedor hasta un ejecutivo de una multinacional, puede empezar a integrar estas herramientas en sus procesos. Esto permite una reflexión más abierta sobre cómo las empresas pueden ser más eficientes, más competitivas y más ágiles. Sin embargo, es importante destacar que este proceso está en sus primeras etapas. Estamos viendo una adopción temprana, donde las empresas están evaluando sus usos, analizando el impacto real y tomando decisiones sobre cómo optimizar su implementación.
Recientemente, tuvimos el honor de recibir en nuestras oficinas de Orión en Chile a Nico Fermin, cofundador de MetaLearner y Adjunct Senior Lecturer en la National University of Singapore, quien brindó una charla magistral sobre el impacto y las perspectivas de la Inteligencia Artificial Generativa. Nico hizo énfasis en algunas aplicaciones clave que, en su opinión, marcarán una verdadera diferencia en los próximos años. Según él, una de las aplicaciones más prometedoras de los modelos de lenguaje natural es su capacidad para llevar a cabo tareas de forma autónoma, una tendencia que se está viendo con fuerza en sectores como la salud y las finanzas.
Como señaló Nico, “podemos verlo en los sectores de la salud o el financiero, que es donde va a tener un impacto importante. Y poco a poco en las industrias que manejan grandes volúmenes de datos, como el retail, donde los administradores podrán acceder a respuestas a sus inquietudes sin depender de los departamentos de TI”.
La clave de esta capacidad autónoma está en la habilidad de los modelos de IAG para aprender y adaptarse rápidamente a partir de grandes cantidades de datos. En este sentido, Nico subrayó el éxito global de herramientas como ChatGPT, destacando que su efectividad se debe al proceso de aprendizaje profundo que ha llevado años. “El éxito global de ChatGPT”, explicó, “es que estuvieron cinco años anotando datos de códigos, donde el algoritmo pudo aprender cómo codificar y automatizar. Y por eso es que ves que todas las compañías grandes de tecnología están implementando la tecnología de OpenAI para automatizar muchos de los trabajos que los programadores hacían manualmente”.
Este tipo de avances son un reflejo claro de cómo la Inteligencia Artificial Generativa está cambiando la manera en que las empresas abordan la automatización y la optimización de sus procesos. Y lo que es aún más relevante, es que este tipo de tecnologías están siendo diseñadas para facilitar el trabajo de las personas, no para reemplazarlas, sino para liberar tiempo y esfuerzo en tareas repetitivas, permitiendo a los equipos humanos centrarse en la innovación y el pensamiento estratégico.
Un claro ejemplo de esta revolución la encontramos nuevamente en el sector de la salud, un área que, como mencionó Nico, puede beneficiarse enormemente de la IAG. Imaginemos un escenario en el que, en lugar de depender exclusivamente de la experiencia de un médico para diagnosticar, se pueda utilizar una Inteligencia Artificial como guía en el proceso. “En vez de depender de un doctor y buscar la información, yo creo que con Inteligencia Artificial podemos tener una guía de cómo proceder para obtener un diagnóstico”, afirmó Nico, un punto que resuena con el impacto que la IAG puede tener no solo en la rapidez con que se toman decisiones médicas, sino que también en la precisión y la personalización de los tratamientos.
Sin embargo, no podemos perder de vista que estamos en una fase de experimentación y aprendizaje. Las empresas deben ser pacientes y cuidadosas en su proceso de adopción, ya que el potencial de la Inteligencia Artificial Generativa es vasto, pero también plantea retos en términos de gestión, ética y capacitación de los equipos. Es necesario tener un enfoque estratégico, asegurándose de que la implementación de estas tecnologías se alinee con los objetivos de negocio y que sus impactos sean monitoreados constantemente.
En resumen, la Inteligencia Artificial Generativa es una herramienta transformadora que está cambiando la forma en que trabajamos. A medida que las empresas sigan adoptando estas tecnologías, será cada vez más evidente el valor que aportan en términos de ahorro de costos, aumento de la eficiencia y mejora en la competitividad. La clave para aprovechar su potencial radica en una adopción bien pensada y en un uso adecuado, basado en análisis y pruebas concretas. El futuro de los negocios está inevitablemente ligado a la capacidad de integrar sabiamente la IAG, y aquellas empresas que lo logren, estarán mejor posicionadas para enfrentar los retos de un mercado cada vez más competitivo y dinámico.