La violencia de las barras bravas no sólo azota a Chile, sino que este fin de semana se tomó la discusión pública en Francia: Un partido de la Ligue 2 fue suspendido luego de que un fanático del Girondins entrara a la cancha y empujara a un jugador del equipo rival mientras celebrara un gol.
Además, otro encuentro entre el Ajaccio y el Olympique de Marsella terminó en gravísimos altercados en donde se agredió a un periodista. Pero lo que generó indignación en este contexto fue el suceso relacionado a un niño de ocho años que padece un cáncer terminal.
Se trata de Kenzo, un niño de Cassis, en Marsella, quien es parte de una asociación de beneficio que durante abril había llevado a un grupo de menores que sufren la enfermedad a Ajaccio. Allí expresó su pasión por el Olympique, por lo que fue invitado junto a sus padres a ver uno de sus partidos que estaba agendado en la isla francesa.
La presidenta del club de rotarios que impulsó la visita tomó precauciones ya que estaba al tanto del altercado la noche del viernes en que hinchas de ambos equipos se enfrentaran, quedando cuatro heridos y un detenido, por lo que los invitaron a palco. Además, para entrar al estadio disfrazó al menos con la polera del equipo local: “Sabía que había tensión, pero estaba lejos de imaginar lo que sucedió después”, dijo al diario local Corse Matin.
Sin embargo, estando dentro del estadio las cosas cambiaron. Amandine, la madre de Kenzo relató los hechos, comentando que “al estar en el palco pensábamos que estaba a salvo y se puso la camiseta del Olympique, mi marido lo cogió en brazos para que viese la salida de los jugadores al campo y entonces una decena de personas nos asaltaron. Empujaron a mi hijo y su rostro golpeó una barandilla del asiento. Le dieron dos puñetazos a mi marido en la cara, arrancaron la camiseta de Kenzo y la fueron a quemar. Incluso escupieron en la comida que teníamos allí a nuestra disposición”.
El menor tiene un tumor cerebral que actualmente le afecta la visión. Incluso se cree que puede quedar ciego en el tiempo, por lo que quería ver tranquilamente al equipo que lleva en el corazón. Su madre expresó que “estaba muy contento porque en abril le habían recibido como a un príncipe en Córcega e ilusionado por ver al OM allí”.
Todo apunta a que fue el grupo Orsi Ribelli, parte de la barra brava del Ajaccio quienes a través de la prensa aseguran que la situación se generó luego de burlas del padre de Kenzo, sin embargo, el propio club desmintió esa versión y ofreció sus “profundas disculpas” al menor y a sus padres.
“Vamos a arrojar toda la luz sobre este hecho”, apuntó el club corso en un comunicado titulado “Vergüenza”: “¡Ni siquiera la estupidez más extrema puede excusar este comportamiento! ¡El club condena con la mayor firmeza estos actos incalificables!”.
Además, el Ajaccio anunció demandas y la Fiscalía de la ciudad abrió una investigación. “Pedimos que se utilicen todos los medios para identificar cuanto antes a los autores de estos hechos abominables“, explicó a AFP el fiscal de Ajaccio, Nicolás Septe. Por su parte, el alcalde de Ajaccio, Stéphane Sbraggia, que había pedido calma tras los sucesos de las horas previas al partido, expresó en las redes sociales su indignación ante “actos que atestiguan una preocupante pérdida de valores”.
