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Crónica de un país conmocionado: Cómo ha repercutido en Francia el caso de la mujer drogada y violada durante 10 años

Esta semana inició el juicio contra 51 hombres por las agresiones sexuales a Gisèle Pélicot, organizadas por su propio marido.

Desde hacía un buen tiempo que Gisèle Pélicot (72) no se sentía bien de salud: llevaba años perdiendo pelo y peso y tampoco recordaba algunos pasajes del día o la noche, lo que se sumaba a diversos problemas ginecológicos. Se atendió con varios especialistas de distinta índole, quienes no pudieron dar con las causas de su mal, mientras sus tres hijos temían que tuviera principio de alzhéimer o un tumor cerebral. Ni ella ni sus herederos sospechaban siquiera que la causa de estos males era ni más ni menos que su marido, con quien llevaba emparejada más de cinco décadas.

Todo se destapó en septiembre de 2020, después de que Dominique Pélicot (71) fuera detenido por grabar bajo las faldas de las clientas de un local comercial de Carpentras, en el sur de Francia. Los agentes policiales requisaron teléfonos celulares y un computador del hombre, y el hallazgo fue tan sorpresivo como estremecedor: miles de imágenes de Giséle desnuda, siendo violada por decenas de individuos de diversas edades. Tras las pesquisas, las autoridades llamaron a la mujer, quien recién ahí supo que su marido la drogó durante 10 años y la ofrecía a desconocidos para que la agredieran sexualmente, mientras ella estaba completamente dormida.

Cuatro años después del inicio de las indagatorias, el pasado lunes comenzó en los tribunales de Avignon el juicio contra Dominique Pélicot y otros 50 hombres por los hechos ocurridos entre 2010 y 2020, primero en París y luego en la ciudad de Mazan, a donde el matrimonio llegó a vivir después de que Gisèle jubilara.

Este proceso ha conmocionado por completo a Francia, iniciando una serie de debates sobre la sumisión química y la posible negligencia por parte del personal médico a la hora de examinar a la víctima, quien por otro lado ha sido reconocida por su valentía al momento de dar la cara y luchar por justicia.

El debate

Los investigadores identificaron 92 violaciones entre 2011 y 2020. La indagatoria también reveló que estas agresiones ocurrían en el propio hogar de Gisèle Pélicot mientras ella dormía, luego de que su marido le administrara un fuerte ansiolítico que mezclaba en su bebida y comida. Los sujetos que acudían al lugar tenían la orden de no despertar a la mujer y debían seguir estrictas reglas, como no oler a perfume ni a tabaco, calentarse las manos con agua caliente y desvestirse en la cocina, para evitar olvidar prendas en la habitación.

Con ese dato, el juicio ha reabierto el debate en torno a la calificación y gestión de los delitos sexuales en el país. Según precisa The The New York Times, la violación se define en la legislación local como un “acto de penetración sexual” cometido “mediante violencia, coacción, amenaza o sorpresa”. Ante esto, un grupo de legisladoras feministas proponen modificar la redacción para mencionar explícitamente que el sexo sin consentimiento es violación, que el consentimiento puede retirarse en cualquier momento y que no puede existir consentimiento si la agresión sexual se comete “abusando de un estado que impide el juicio del otro”.

“En Francia hay una especie de ingenuidad sobre el tema de los depredadores, una especie de negación”, dijo al mismo medio la diputada centrista Sandrine Josso, quien ha encendido las alarmas por lo que se conoce como “sumisión química”, es decir, drogar a alguien con mala intención. La propia legisladora impulsó la creación de una comisión sobre el tema después de haber sido víctima de sumisión química el año pasado: un senador fue acusado de poner éxtasis en su espumante.

En esa línea, Josso -que ha apoyado constantemente a la familia de Gisèle y estuvo en el tribunal la última semana- espera que el juicio de Avignon llame la atención sobre el uso de drogas para aprovecharse de las mujeres, y también arroje luz sobre el amplio perfil de los depredadores sexuales. “Podrían ser tus vecinos, sin caer en la paranoia”, dijo.

Por otro lado, este caso también ha puesto en tela de juicio la acción de los médicos, luego de que ninguno de los especialistas que trataron a la víctima cuando ella presentaba malestares consideró siquiera la posibilidad de que haya ocurrido violencia sexual.

“Lo que me pareció inquietante para nosotros, los médicos, fue que ningún médico considerara esta hipótesis”, dijo a The New York Times Ghada Hatem-Gantzer, conocida ginecóloga-obstetra y experta en violencia contra la mujer. Ella y una farmacéutica, Leila Chaouachi, han desarrollado ahora una formación para médicos y enfermeras sobre los síntomas que pueden experimentar las víctimas de agresiones facilitadas por medicamentos.

En contra de la creencia popular, la mayoría de los casos se producen en el hogar, no en los bares, dijo Chaouachi, quien dirige encuestas anuales sobre este tipo de delitos en Francia. La mayoría de las víctimas son mujeres, según las encuestas, y alrededor de la mitad de las víctimas no recuerdan la agresión debido a desmayos, dijo.

La situación va más allá: varios de los imputados en el juicio creían que Gisèle Pélicot había consentido con su marido en ser drogada y violada como parte de una fantasía sexual.

“Produce escalofríos el estado de cosas en la sociedad francesa”, dijo Antoine Camus, abogado de la víctima y de su hija Caroline Darian, que fue fotografiada desnuda por su padre mientras dormía. “Si esa es la concepción del consentimiento en materia sexual en 2024, entonces tenemos mucho, mucho, mucho trabajo por hacer“.

“La vergüenza tiene que cambiar de bando”

Otro aspecto que ha llamado la atención de la ciudadanía francesa es la petición de la víctima y su familia de que las audiencias sean públicas, contrario al deseo de la fiscalía y la defensa de los 51 imputados, que pedían que el juicio se celebrara a puertas cerradas. De esta forma, Gisèle Pélicot también autorizó a la prensa a grabarla y fotografiarla entrando y saliendo del tribunal de Avignon.

Pese a las consecuencias que esto puede traer, el mensaje de la mujer y sus tres hijos es claro: no es ella quien debe sentir la deshonra por estos macabros hechos, sino que los acusados. “La vergüenza tiene que cambiar de bando”, dijo el abogado de la víctima.

Sin embargo, la situación respecto a los acusados es otra, ya que los medios solo pueden tomar imágenes antes de que comience la audiencia y sin que aparezca el rostro de los imputados, como lo establece la propia legislación francesa, según consigna el diario El País.

“Las grabaciones de las audiencias solo podrán ser difundidas cuando el caso haya sido definitivamente juzgado, con el acuerdo y el respeto de los derechos de las partes: derecho a la imagen, respeto a la vida privada, presunción de inocencia, derecho al olvido, interés superior de los menores o de los adultos bajo protección”, indica la norma, que pone como excepción los casos de terrorismo.

Con todo, el apoyo ciudadano a Gisèle Pélicot y su familia es tal que varios usuarios de redes sociales han publicado íntegramente los nombres de los 51 acusados y también fotografías de éstos, con la finalidad de que nadie quede inmune.

Los franceses también reaccionaron con vehemencia ante la cobertura de la popular revista Charlie Hebdo, acusada de minimizar el juicio con la publicación de una caricatura en la que se recrea la violación a la mujer de 71 años y la comparan con la búsqueda de un primer ministro por parte del Presidente Emmanuel Macron.

“Este vil dibujo hace referencia a un juicio en curso. ¿No tienen, pues, respeto por la dignidad de una mujer tan valiente que lucha por obtener justicia tras el horror que sufrió?”, escribió en su cuenta de X el diputado de La Francia Insumisa Antoine Léaument, quien calificó a la revista de “simplemente monstruosa”.

Por otro lado, la popular influencer francesa Nabilla Vergara inició una campaña de recolección de fondos para colaborar con Pélicot, recaudando más de 37.000 euros. Sin embargo, la víctima rechazó la ayuda, por lo que el dinero será devuelto a cada uno de los financistas.

Mientras, Francia sigue atenta al avance de este gran juicio que debería terminar en diciembre.

Fuente: Emol

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