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Borrar evidencia e infundir “terror”: Asesinos de carabineros habrían conducido camioneta incendiada cerca de 5 km

Si bien entre los investigadores del caso del triple homicidio de carabineros en Cañete, en la Región del Biobío, existe claridad de que la acción fue para infundir “terror” en la población, no se indaga un delito terrorista en la causa. Ello, dicen, para evitar los obstáculos y nudos de la ley, que se encuentra en proceso de reforma.

Así, bajo la figura de asociación ilícita, el homicidio de carabineros en ejercicio de sus funciones y robo de armas, entre otros, creen, se pueden obtener penas más altas y usar medidas intrusivas, pero afirman que se trata de “terrorismo puro y duro”.

Esa afirmación la realizan dada la reconstrucción de los hechos que ha realizado, hasta ahora, la Fiscalía Regional del Biobío, que trabaja con todas las unidades especializadas de Carabineros, como el OS9 y su laboratorio (Labocar).

Los equipos investigadores ya perfilan los primeros “blancos” en el caso: serían chilenos, que buscarían restablecer el control criminal en la zona tras una baja de incidentes violentos en la ruta que une Cañete con Tirúa, pasando de 49 hace en 2021 a siete este año.

Conocedores de esta indagatoria explican que quienes asesinaron a los carabineros —el sargento Carlos Cisterna (43) y los cabos primero Sergio Arévalo (34) y Misael Vidal (30)— serían parte de una estructura de tipo crimen organizado, con fines asociados a infundir “miedo”, conseguir “poder territorial”, “autofinanciarse” y obtener armas.

Hechos ocurrieron a cuatro kms de donde se halló camioneta

“Se tomó contacto telefónico con el fiscal de turno de la Fiscalía Local de Cañete, Danilo Ramos Silva, quien dispuso concurrencia de personal Labocar, OS9 y la conformación de un equipo multidisciplinario por parte de Carabineros. Resguardo del sitio del suceso”.

De esta forma partió la madrugada del sábado 27 de abril la investigación del caso del triple homicidio de carabineros en Cañete. Así por lo menos se indica en parte incorporado al expediente, al que tuvo acceso este medio, donde se reúnen distintas pistas de la fiscalía, como las primeras imágenes del sitio del suceso.

Una de las líneas de investigación apunta a estas “estructuras criminales”, cuyos miembros se espera detener en un corto plazo, dicen quienes conocen las pesquisas. Se dispusieron diligencias y controles policiales para levantar datos y antecedentes de lo ocurrido de parte de personas que circulan en la zona.

La quema del vehículo blindado en el que se trasladaban los carabineros habría tenido como objetivo borrar evidencia, dicen conocedores de las pesquisas. Esto, porque —presumen— los mismos asesinos de los carabineros habrían conducido desde un primer sitio del suceso, donde les habrían disparado, hasta el segundo, donde se incendió la camioneta, a la altura del kilómetro 24 de la ruta P-72-S, de Cañete.

Según la indagatoria, el primer sitio del suceso estaría camino a Tirúa, lugar donde los policías habrían concurrido a efectuar el control de una medida cautelar.

En el lugar se habría realizado una emboscada, donde los homicidas habrían esperado que los funcionarios se bajaran del automóvil para atacarlos.

“Producto de los hechos ocurridos, resultó con daños en su totalidad, producto de la acción del fuego, la AP-2875, marca Nissan, modelo Navara”, dice un reporte policial anexado al expediente.

También aclaran que, “de conformidad a la planificación de despliegue que mantiene el personal de las Fuerzas Armadas en la zona, no se encontraba considerado personal de servicio en el sector, concurriendo posteriormente en apoyo al lugar del evento”.

Robo de armas y eventual “autofinanciamiento”

Primero habían varias tesis sobre los hechos y el móvil del triple crimen, las que incluían posible acto de crimen organizado de tipo narco, sin descartar la participación de extranjeros, debido a la “crueldad” de los hechos.

Sin embargo, la causa ha ido decantando en una línea de investigación contra grupos conformados por chilenos, una asociación ilícita, y como el objetivo de estos grupos sería infundir terror, pero también “autofinanciarse”, se analiza ahora con fuerza el robo de armas.

Según un escrito de la causa, solo el sargento primero Carlos Cisterna portaba “una pistola, con 30 municiones de 9 milímetros, una UZI, con 50 municiones 9 milímetros, un chaleco antibalas y casco balístico”.

Y se detalla, además, que el cabo primero Misael Vidal fue al lugar con “una pistola, con 30 municiones 9 milímetros. Una Uzi, con 50 municiones 9 milímetros, chaleco antibalas y casco balístico”.

Mientras que el cabo primero Sergio Arévalo portaba, según registro del libro de la Cuarta Comisaría de Los Álamos, “una pistola, con 30 municiones 9 milímetros, una escopeta, chaleco antibalas, casco balístico y cámara corporal Go Pro”.

Todos elementos robados en el sitio del suceso, aunque se desconoce si la cámara corporal fue consumida por el fuego.

Fuente: Emol.com

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